Niebla de Marsella

Una niebla me cubría y no llegaste a las siete de la tarde,
caminé el desespero en la calle de Hoyo Frío hasta la plaza
y de allí a Calle Real, La Plazuela y La Rioja hasta el amanecer.

Paso abajo, paseo arriba, una lenta agonía me desgarraba, confluía y me desnudaba desde adentro.

Te había conocido desde siempre.

A las seis de mañana las gotas diminutas arropaban,
moléculas del manto de la neblina diluían mi soledad.
El agua me cubría nuevamente y no llegaste.
Recordé tu dignidad, tan lozana como la niebla de Marsella,
el sereno que refresca la confianza entre nosotros.

Doña Gilma Villa abrió su puerta y me brindó café,
su fervor me miraba de frente con tibieza,
me acogí en su mirada de armonía cariñosa.
Cuidaba de los otros y nosotros, compartió su memoria con relatos de tiempos idos, me narraba sobre personas idas. Intuyó que anhelaba tu llegada, te recordó excitada y sin hoguera: —no esperes a la que no ha de venir—.

Fotografías de marsellese Emilio Rojas Profesor emérito y Adriana María Grizales, Directora de la Biblioteca León de Greiff.

Sonaron distinto las campanas desde la torre y salieron seis palomas a buscarme.
Recordé tu alegría cuando partiste
en sigilo jugabas con tus sueños
marchaste en línea de escalera a la seis de la mañana,
cantabas silencios de tus sueños en Madrid.

Regresaste cuando mataron a tu padre.
Lo borraron en tiempos de borrasca
personas que conociste lo perdieron sin vergüenza,
violaron los códigos de honor
taparon las verdades de sus negocios sucios.

Tu viejo lo sabía y se les negó a vender su tierra
profanaron sin piedad lo más sagrado,
la vida, la pertenencia que se cuida y se protege.
Te atraparon en su violencia injusta,
sentíamos coterráneos asidos de palancas
que empujaron aquella guerra sucia.

Me buscaste, me abrazaste.
¿Qué está pasando aquí?
En esa tarde la niebla nos cubría.
Somos hijos del rocío en mes de mayo
compartimos el llanto de mil pesares
Se nos dañó el terruño.

Cayeron lentas flores desde los guayacanes y
tapizaron el sendero al cementerio,
adornaron las tumbas con huesos sin identidad,
llegaban a buscarlos sus mujeres con trenzas de viudez. Juntaban tanto luto que sus lágrimas se fundieron como balas que hacían polvo sus almas.

Guayacanes en Marsella.

Marchaste como un escarabajo con las patas rotas,
la tristeza debajo de la cama donde naciste
y en tu mesa está el reloj de arena que no cuenta tu partida.
Me dejaste en compañía del ángel de los desvelados,
me cuidará con su legión de mariposas nocturnas.
Continuaré mi paso por las calles hasta el amanecer
en mí la edad creciente no ha fatigado mi tristeza
hasta cuando regreses a la esquina de la plaza.

No soy loco de pueblo y me miran como eso.
Alguien invita a tomar café y me sondea las penas.
También les tengo lástima, marchitos, apegados a la plata.
Prefiero el café de las señoras bordadoras,
del tendero que confiado fía una panela, su seguridad le paga con la fe del vecino que comparte mazamorra de abuela.

Continuaré mis noches con espera de neblina
hasta una aurora eterna que hunda el vacío en mis ojos, con esa infinitud de vueltas de reloj sin cálculos abstrusos.

Amaral – La Niebla

En mi vida hay una casa, chocolatera antigua y ron de Caldas viejo de más de doce años, flores de novio en el jardin y un enredajo de esperanzas.

Te invito a celebrar cuando regrese el dia jamás pensado.


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Comments

5 respuestas a “Niebla de Marsella”

  1. Avatar de julioalejandre

    Muy bonito, precioso, valga la redundancia 👏🏻👏🏻👏🏻

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  2. Avatar de guillergalo

    Muchas Gracias por el elogio. Me siento vanidoso.

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  3. Avatar de guillergalo

    Gloria Marcela Cardona H. Que hermosura de descripción poetica de nuestro amado Marsella. Un abrazo.👍😁🤗

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  4. Avatar de POETAS EN LA NOCHE

    No conozco Marsella querido amigo, pero tu descripción bella me ha hechizado.
    Creo que tal vez esta primavera vaya a conocer tu maravillosa cuidad.
    Un abrazo.

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  5. Avatar de guillergalo

    Ivonne. Con la forma como creas o describes las imágenes en tus poemas, como este: «Te echo de menos», percibo que hallarías en Marsella un escenario deleitoso con los ritmos de la vida y los paisajes nuestros. Gracias por apreciarnos. Buen dia. Cuando vengas por acá te acogeremos con afecto.

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