Pranto de Maria Parda

Se había trabado la cerradura que da paso a mi pensadera, esa búsqueda de facetas, esas caras de moneda que por un lado expresa angustia, perplejidad o el idealismo y en el otro posibilidades, sueños intelectuales que guiaba la razón tras las señales de su tiempo.

En 1755, un terremoto casi acaba con Lisboa con inicuas consecuencias ante la moral de entonces. Se salvaron los burdeles y se dieron los escombros en los lugares del culto. Si fuesen estos fenómenos un castigo divino, ya la guerra de treinta años había dejado evidencia que era difícil demostrar la verdad suprema de Dios en mundo con argucias teológicas. La muerte hacia un fin allá en el cielo, el celibato que requiere un cura casto para la transustanciación del pan y el vino consagrados como el cuerpo de Cristo. La lucha mítica entre Dios y el diablo y la presencia del alma en el cuerpo como un éter sagrado llamado el pneuma.

Actor Lucas Ares en «Llanto de María Parda», de Gil Vicente. Dramaturgia y dirección de Álvaro Nogales Fotos ©Erica M. Santos. https://www.clasicosenalcala.net/2022/obras/1147-llanto-maria-parda.php

Pensaba en Borges. Entre esa trabazón de ideas, encontré un poema bufo: Pranto de María Parda”. Este texto del portugués Gil Vicente saltó al escenario 500 años después. Lo bufo, épico y avinagrado ve llorar a algunas mujeres como a las magdalenas, las no arrepentidas, entre una negra y mala sombra que les nubla sus maneras de sentirse en la vida. Así lo define Robert Batra de la Universidad Autónoma de México.  

Maria Parda en ese año de 1521 y otros años ve cerradas las tabernas:

Calle de la Amargura/ ¿Cuándo te nació esta pasión por las cerraduras? / Cuando voy por ti, calle mía,/ todos los pedos que dejo/ son suspiros de saudade/ y esa ventosidad sopló/ en mi nacimiento.

En aquel tiempo, gases intestiales generados por el vino, eran considerados por algunos teólogos y filósofos, época del renacimiento, como esenciales hálitos del ser humano, entendidos en misteriosa relación entre el alma y el cuerpo. Esas ventosidades tras el vino consagrado eran un pneuma, esa sustancia sutil y misteriosa hasta la divinidad que recorría los canales del cuerpo, lo olorizaba y emanaba del cuerpo como una comprensible percepción del alma.

Aquellas creencias machistas, para el autor Gil Vicente, en «Pranto de María Parda», simbolizan los años malos; cuando ella, mujer y alcohólica, no tenía sitio en la ciudad. Quinientos años después, revive en la memoria mítica donde esa mujer aún no tiene sitio. Con su garganta seca por su sed de vino, Maria Parda lo busca en las tabernas cerradas y todas las calles de Lisboa. Persiste entre el vacío de sus tiempos y de otros tiempos.

Su gran tristeza es la saudade, ese hermoso nombre portugués de la melancolía. Una Saudade vagabunda por las calles de Lisboa donde ella no percibe a la ciudad hambrienta y acosada por la sequía. Solo le acosa la sed del vino.

En otro verso, ella borracha y miserable, encarna la crítica contra especuladores, mercaderes y usureros y la corrupción en Lisboa. Allí María la Parda representa el ritual de la taberna con la ebriedad colectiva, la fiesta callejera y el amor libertino:

¡Por los pezones de mis pechos!  En el barrio del Espíritu Santo estaba el nido al que yo volaba: un claro vino rosado ¡Oh, mi bien rosado amor, ¡quién pudiera dar un grito!

Gil Vicente trae en estas coplas el ritual religioso, lo cristiano y pagano que en la taberna exalta las antiguas ceremonias que estimulaban la borrachera para celebrar a Dionisos o a Baco. En el cristianismo invocan el simbolismo del vino como sangre de Cristo. Expresiones de un ritual de pasaje, fiesta o ágape; lo que es goce y transición a la transgresión, así idealiza una activa condición, sea del relajamiento de las normas y los hábitos o la entrada a la luz con bienaventuranza. Un contrapunteo pagano y cristiano que evidencian estos versos:

Oh bebedores hermanos ¿de qué nos sirve ser cristianos, cuando Dios se nos lleva el vino?  Año triste tan mezquino ¿por qué nos quieres paganos?

El Lamento de María la Parda, trae una escena ritual en la formulación del testamento, se expresa en un burlesco tránsito a una nueva vida. Los curas borrachos celebran a las mujeres tomadoras y a las huérfanas casaderas, pero condenan a quienes fabrican los vinos malos y a los frailes que ofrecen misas secas.

En el testamento, el Lamento de María se referencia con el viaje del alma encomendada a Noé, el patriarca y santo patrón de los borrachos, con el deseo de que su cuerpo tenga por ataúd una barrica, simulación del arca. Su alma en el cielo no cede ante su propia sed virtuosa de la tierra, la sed etérea va consigo. Un cuerpo empapado tantos años con vino, ha contaminado a su alma y sufrirá una sed eterna; sequía y saudade, hasta la resurrección de los cuerpos que le devuelva los jugos fermentados del vino que necesita.

Vientos y vinos de María la Parda

Cuerpo corruptible es incapaz de enviar sus signos al alma. Sólo la sustanciación sutil del pneuma, ese viento etéreo corporal con signos comprensibles por el alma: lenguaje fantástico porque los efectos del vino consagrado e idealizado, tenían consecuencias infinitas y cósmicas. Pneuma que poseía el misterio traductor del lenguaje con que el cuerpo y el alma se comunicaban. Un misterio que atormentó durante siglos a los pensadores. Aún en el siglo XVIII, Kant trató de resolver ese enigma que tanto ocupó a Descartes y en María la Parda el autor lo resolvió con sencillez.

María establece en su testamento que en sus rituales de su entierro los sacerdotes que asistan deberán: «tener tanto aliento / como yo para beber». Sólo los curas borrachos podrán insuflar sus almas de la fuerza suficiente para vivir. Vino que auspicie una acción pneumática intensa para que, con su sagrada fantasía, impulsada por sus vientos somáticos, se compenetre en la sede del alma. ¿Qué más podría desear un poeta de su tiempo?

Toda criatura adulta ha tenido alguna evacuación poética que ha contribuido a su salud. «He conocido a un hombre –dice Swift– que pasó varios días pensativo, melancólico y delirante, y que de golpe se volvió maravillosamente tranquilo, ligero y alegre, después de una descarga del humor corrupto bajo forma de metros excedentes y purulentos». ¿Habrá sentido lo mismo Gil Vicente cuando descargó el Lamento de María la Parda? En todo caso, se burla de una tacaña, Falula, que no quiere fiarle a María un par de jarritas de vino, diciendo:

Yo no doy el vino fiado Ve con Dios mi buena amiga/ ¿Quieres que te lo diga? / Ni una camisa tienes / Dizque ésta no es hora / de poner el culo al aire / Desángrate: Parda María / hora es esta del ayuno

Behind the scenes | ‘Pranto de Maria Parda’

¡Salud! a Roger Bartra de la Universidad Nacional Autónoma de México. He tomado desde su texto.


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8 respuestas a “Pranto de Maria Parda”

  1. Avatar de luisoj

    Que estranha forma de vida
    Tem este meu coração
    Vives de forma perdida
    Quem lhe daria o condão?
    Que estranha forma de vida….

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  2. Avatar de ensondeluz

    De «crepitibus podicis».

    El tema de las flatulencias es materia de la reflexión de San Agustín en «La Ciudad de Dios», donde opina que la voluntad del hombre puede controlarlas, mientras que en su comentario a esa obra Juan Luis Vives opina refuerza, pues esas «dilataciones y compresiones» del vientre son una muestra de que la voluntad humana puede en ocasiones modularlas a su antojo. Montaigne, que había leído la obra de San Agustín y el comentario del humanista español, cita a Vives, discrepando en parte, sobre este asunto teológico tan destacado.

    Más en detalle, un extracto de los que publiqué en la revista «Claves de Razón Práctica» en 1996 en mi artículo «Filosofía y Pasiones»:

    Nos cuenta Montaigne que el obispo de Hipona, para »justificar el poder absoluto de la voluntad» se refirió a un individuo »que podía ordenar a su trasero todos los pedos que quería» (en realidad el santo obispo habla de » extraer de las regiones inferiores del cuerpo sonidos inodoros y armoniosos, parecidos a un cántico»). Y añade Montaigne que »Vives, su glosador, encarece otro ejemplo de pedos armonizados al compás de una rima» . A Vives le gustaba ilustrar las ideas con ejemplos de la vida diaria y citar casos que él personalmente conocía o había oído en su entorno, y lo que textualmente cuenta es que »había un cortesano del emperador Maximiliano y de su hijo Felipe que podía remedar cualquier canción con los ruidos del trasero (crepitibus podicis)». Concluye Montaigne que, a pesar de todo, tales ejemplos no demuestran el imperio de la voluntad sobre el vientre, pues éste no suele ser obediente sino , al contrario, »de lo más indiscreto y tumultuoso».

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    1. Avatar de guillegalo

      Ramón, estos ejemplos ilustran con lo que no podría traer con un largo texto. Sorprenden porque nos ilustran acerca de aquellos tiempos y el despliegue de la inteligencia, la visión sagrada del cuerpo y sentido humorístico en las conversaciones de sus días.

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  3. Avatar de azurea20

    Interesante y divertida historia la de «Pranto de María Parda» En Madrid fue estranada el 29 de Junio en el FESTIVAL IBEROAMERICANO DEL SIGLO DE ORO «CLÁSICOS EN ALCALÁ»-
    *****
    Y ya en otro contexto no quiero dejar de agradecerte tus hermosísimas palabras. Todo un estímulo para mí.
    Yo tambien disfruto leyéndote.
    Un saludo.

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  4. Avatar de guillegalo

    Siempre recibo el afecto de vuestros comentarios, este contacto es un intercambio virtuoso y creativo.

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  5. Avatar de guillegalo

    [12:15, 14/9/2022] Wilmar Ospina: Muy bien texto, Guillermo. Me hizo recordar los poemas de Francois Villón.
    [14:15, 14/9/2022] guillermo galo: Que acertado Wilmar:

    Soy Francisco y el nombre me duele,
    nacido en Pontoise, cerca de París,
    y balanceándose al cabo de la cuerda
    sentirá mi cuello lo que mi culo pesa.

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  6. Avatar de guillegalo

    [19:35, 15/9/2022] Académico Diego Firmiano Efe: Don @guillermo galo acabo de leer su texto. Cada vez más aprendo de su prosa y contenido. Los aires corporales siempre tienen su filosofía, depende de donde procedan. Alcohol, flatulencias, o el verbo hecho oratoria. Un abrazo para ti.
    [20:33, 15/9/2022] Academice Diego Firmiano Efe: @Mateo Quintero Usted es un teólogo ramfiano puro, lástima que no siguió la carrera de eclesiástico, sino, sería otro doctor angélico. Abrazos, y buen texto sobre el cuerpo, la materia, el logos, la filosofía, temas universales e inagotables.

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