Elina “Gracias a Dios soy atea”

A Elina la escuche con el ánimo alerta por el café, esa primera vez como a una atea. Lela miraba hacia una luna atreuda, la que giraba como un condominio arrendado por el planeta. La advertía y seguía como a una finca atreuda por la que paga terra su arrendamiento por el goce terrícola en sus noches de luna llena, el canon de renta de una finca intocable, al alcance de todas las miradas bajo el permiso de Elina en las órbitas de su dominio.

Elina no creía en dioses ni en divinidades como su abuelo Mateo Martínez, quien llegó al comienzo del siglo XX desde Tarazona, un municipio de la Provincia de Aragón.

Lazo de cuerda para hombres colgantes con luna llena

Una tarde en septiembre -1915, salió esa luna y se enmarco entre el perfil de unos pantalones colgados en el patio, se movían desesperados y no era por los roces del viento, metido en ellos se suicidaba su tío abuelo Francho, colgado desde el ático con un collar de perro que le atascó la vida. También era ateo. Lo enredaron sus dilemas, pregonó el padre Martínez, un cura familiar en la iglesia de San Bartolomé de Tarazona de La Mancha.

Encontré de nuevo a Elina en el día menos pensado, la celebré ¡salud, Elina de los girasoles! Sonreía, me abrazó y recordó. -Mijo, de religiones nada, no de curas ni de obispos, nada sobre deidades judeocristianas y de otras creencias que en este siglo XXI pierden tanta influencia. Según las encuestas, eso no significa el fin del monoteísmo.

Tarazona, uno de los secretos mejor guardados de Aragón Pixabay – Catedral Santa María de la Huerta

Mencionó que los Martínez de Tarazona eran tan seculares que se rindieron culto a sí mismos. Llegaron a Colombia y los domesticó el catolicismo conservador. Como buenos paisas, se quitan los calzones y caen arrodillados. Entendí que de aquella ralea, solo quedaba ese orgullo distintivo en Elina.

Ella se sabía perteneciente a algo en lugar de nada; es lectora y duda, siempre lee en búsqueda de nuevas dudas porque le atraen explicaciones y cada vez mayores dudas, como las luces de aquella luna prisionera de otras creencias. De ella sentía una energía reflejada con visiones de un pasado hacia un futuro donde su negación y su ateísmo, con amor intelectual a esa energía que hace a su cuerpo parte del todo, con sus millones de genes y nucleótidos, con los microorganismos bacterianos hospedados en sus órganos, que  a su vez son parte de ellos con millones de virus, para que la vida vibre y fluya en transformaciones infinitas y universales.

 Le pregunté cómo explicaba su ateísmo.

Me respondió con la frase: “Soy atea gracias a Dios” como lo pregonó Luis Buñuel. Es un derecho laico. Atea me siento como esa sátira: lanzo esa flecha esquiva hacia ese blanco, la suelto como un significado hacia el creyente que me interroga para que no me joda más y aprenda a interrogarse a si mismo acerca de sus propias verdades, las que jamás son verdades porque todo cambia cuando aparece una nueva explicación, y para que acaricie sus dudas. La duda y el error son mis maestras.

¿Y cómo se siente una atea como tú en Pereira? Porque te miran como a una rubia casquivana que se manosea con deleite y mueve el cuerpo con un libreto provocador.

¿Una atea gracias a Dios? Aunque esa afirmación jamás se expresa. Es evidente que las luces de mis dudas y las iluminaciones hacia mis verdades, se tergiversan para admirarme como una puta. Las transformaciones en mi pensamiento, aunque me cuesta admitirlas, es mi propia conciencia la que alienta mi negación. Nado entre las aguas de esta contradicción y eso me ayuda a creer en mi misma como una mujer débil. Busco entre mis preguntas y las de los demás, en los errores míos y ajenos, el sendero de mi propia fortaleza.

Me visto como me plazca y ayudan mi cinturita y mi culito, porque cuido mi cuerpo como el templo de mis virtudes y los demás que lo tuerzan en su imaginación como deseen. Los desafío con las puntas de mis tetas, que son como lo cuernos de una vaca miura. Allá sus morbosidades.  

Y sin mojigaterías. ¿Desde cuales experiencias alientas tus afirmaciones y tus dudas?

Quien cree plenamente en dios, opaca la creencia en sí mismo, alguien se invento aquello de que dios dijo. “ayúdate que yo te ayudaré”. Y no sé cómo aplicarán eso. Quien cree que dios le ayudará debe creer primero y muy fuertemente en sí mismo, en su mente y su espiritualidad nacen las iluminaciones. No me explico si es necesario dios para creer en uno mismo. Cada loro en su estaca. Yo metida entre mis bluyines y mis faldas corticas como mejor me luzcan. Así creo, me mentalizo sin amuletos ni fetiches.  

Recuerdo a María la de Ramiro, en el barrio de La Divina Providencia. Su hijo estaba metido en las drogas y no se encontraba a sí mismo. Un político le ayudó para que lo llevaran al ejército para que allá lo corrigieran. Fue un gran soldado profesional que mataba sin aliento, era un cazador de malandrines y guerrilleros, pero no podía encontrarse a si mismo. Regresó a la casa donde María a unas vacaciones, no hallaba sus verdades y se diluía entre la coca y el bazuco, regresaba al ejército transformado en su máquina de guerra más violenta. Un día encontré a Maria la de Ramiro, desesperada y loca, había buscado al cura de La Divina Providencia y le dio la comunión, le rezó y aconsejó para que se ayudara con la voluntad de dios. 

María, María la de Ramiro que la ha dejado siempre sola, le empacó tres hijos y la abandonó. Trabajaba en un edificio del municipio bajo un contrato del que debía pagar una diezmo mensual del doce por ciento a un concejal. – ¿Cómo está tu hijo?… Se lo he encomendado a mi dios. Yo ya no puedo hacer nada.  Pasados cinco días me llegó la noticia, un vendedor de droga asesinó al hijo de María, María la de Ramiro, porque desconfiaba de un soldado profesional que en algún momento lo delataría.

No declaro mis preguntas y mis dudas, las pienso. Me dijo Elina Martínez.   

Como mujer no debo declarar la muerte de dios porque está ahí en la mente de sus creyentes. Solo que quienes se quitan los calzones y caen arrodillados, no son consistentes en sus hechos. Comulgan y se hacen parte del cuerpo místico de cristo para sentirse autorizados de acometer malos hechos, porque el que persona está ahí. Desde ahí muchos dejan de creer en si mismos. Los santos los salvarán.

¿Tienes algún hecho que te ayude a explicármelo?

En el barrio Cuba conocí a una personaje que ha dependido toda la vida de los políticos. No se entendía con un dios que no le respondía y las ceremonias no le inspiraban. En diciembre hace ocho años, le encontré un poco deprimido porque estaba sin trabajo. Le escuché y comprendí que no se había preocupado por aprender y dominar alguna disciplina que le atrajera oportunidades. Me expresó: -Estoy sin trabajo, Mirá como me tiene Arturo-. Se refería al concejal que le conseguía sus contratos a cambio de pasarle cada mes una cuota del 15%. El dios de ese vecino del barrio es Arturo. Y cuando no sea Arturo, se orientará hacia otra divinidad, es un asunto de creencias. Los políticos se creen deidades, allá si les creemos.

Y ¿Cómo observas estas creencias?

Lo observo así. A la gente la adoctrinan para formar parte del pueblo de dios como un colectivo, todos somos dios y parte de él. Sin dudas. Hay elegidos que conducen esa ficción. Son figuras sagradas y piensa en las que reconoces. 

Los políticos emulan esa conducta humana y tras sus doctrinas y conquistas, luchas por el poder y la tierra, son creencia riqueza y guerras, la humanidad perece y se renueva, avanza y regresa. El líder o el elegido, o el consagrado, cuando se expresa, y nótalo bien cuando lo escuchas, se refiere a si mismo en plural: “hemos tomado la decisión de adelantar esta campaña para representarnos en la asamblea departamental”. Cuando Arturo llegó a la Asamblea y aún no le otorgaban el contrato al fulano del barrio Cuba, este no pensó en si mismo y en su convicción de ser importante, pensó en lo que ganaría y en estar cerca de Arturo, así le costara un diezmo.

Mirá como me tiene Arturo. Esa negación muchas veces no se expresa. Se piensa antes en el alcalde y el presidente. Si recurre a la idea de que un buen creyente en su dios cree siempre en sí mismo y en sus capacidades, y practicará aquello del “ayúdate que yo te ayudaré”

Al Pacino – Discurso De Integridad (escucha y aprende merluzo y Cía..) – escena en Perfume de mujer.

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Comments

4 respuestas a “Elina “Gracias a Dios soy atea””

  1. Avatar de azurea20

    Encandilada estoy con tu relato. No tiene desperdicio, cada palabra en su sitio, cada palabra con su sentido.
    Además nada, antes de leerlo y ver las imágenes he pensado; «si es la catedral de Tarazona». y efectivamente es dicha catedral ¿no? .
    Me encanta Elina . Elina de los girasoles. Precioso. Me gusta esta Elina. «Ella se sabía perteneciente a algo en lugar de nada; es lectora y duda, siempre lee en búsqueda de nuevas dudas porque le atraen explicaciones y cada vez mayores dudas, como las luces de aquella luna prisionera de otras creencias. De ella sentía una energía reflejada con visiones de un pasado hacia un futuro donde su negación y su ateísmo, con amor intelectual a esa energía que hace a su cuerpo parte del todo, con sus millones de genes y nucleótidos, con los microorganismos bacterianos hospedados en sus órganos, que a su vez son parte de ellos con millones de virus, para que la vida vibre y fluya en transformaciones infinitas y universales».
    Enhorabuena.
    Salud

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  2. Avatar de azurea20

    Y Al Pacino. Uno de mis actores favoritos. El vídeo me parece que pertenece a la película «Esencia de mujer». Hace tiempo que la vi y me gustó mucho

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  3. Avatar de guillegalo

    Azurea, tus comentarios tan valiosos para mi. Me ayudan a precisar lo que he olvidado al pie de cada foto y cada escena. Uno con los afanes.

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