La verdad es la primera víctima en la guerra y en la política es perdedora. Comenzó Frescolo y prosiguió: Aún esa paz pactada entre contrarios más extremos, más aún entre los tibios. ¡Ah verdad tan perdedora!.. Oscurecía gris el mes de abril, en la mesa humeaba un café punción. Ante el par de parlanchines se oscurecían los lados de la verdad.
−Mirá Facundo hacia el mesón allá. Están prendidos y vociferan, escúchalos. Hablan duro mientras tiñen el discurso de su moral con su carácter irreconciliable, los conozco unidos de ambiciosos y ahora enfrentados, parecen fanáticos. Obnubilados con la luz tras la oscuridad. A algunos los reconozco en negocios turbios, son bien braveros al otro lado del enemigo, lo aniquilan o es abatido y humillado.
−Si Frescolo. Vamos más allá y hacia más y más arriba. Pensemos en este cuento. A veces llega un fanático al poder y pretende aunar fuerzas, aliados hay con sus doctrinas ideológicas. Aquí también hay ideólogos bandidos. Tiremos todo eso hacia el mismo lado, eso dicen. Que eso marcará o enmascará un acuerdo fundamental. Esa es la máscara, porque en la lógica de su discurso, su palabrerío tiene tintes múltiples desde dos o más lados. Unen el fanatismo con su doctrina ideológica.
−Cuidado con ese trompo mijo. Además, Facundo, he vivido tras la ceguera incomprensible de algún líder que vive encerrado es una jaula de cristal. Tras el poder la realidad suya no encuadra. No dialoga y escucha sesgado, dispara dardos verbales que disipan la verdad con sus realidades a medias. Discursos de retórica untada con mentiras, con fantasías que paga, sabe propagar por los medios donde también fluyen y se revuelven sus utopías con las cosas fantasiosas y menos serias.
Facundo − ¡Virgen de los demonios! No sé si hay vírgenes y castidades en la señora palabra. Me niego… ¿Dónde me escondo? Porque no recé en la semana santa. ¡Sálvanos, oh, Chucho! Y chuchito crucificado.
−No mijo, tampoco seamos santurrones. Usa esa sombrilla para que te escampes de las babas de las bocas desbordadas que hasta aquí nos llega el vaho. Mírame ahora, sereno. Tomémonos un guaro que prefiero una charla entre voz y yo, o con algún otro amigo con su antena bien mantenida. Porque mirá, uno escucha las noticias y se le saltan los ojos ante la televisión que lo alela y la radio que puya a los enfrentados. A eso le llaman objetividad. Y cuando a uno se le emborrachan los párpados, ni el sueño llega, porque solo mira espirales donde fluyen notas de información desbordada. Son mi peso y levedad ante mi incapacidad de procesarlas.
−Guapucha mi guapucha, me desorientas. Y yo que te buscaba para botar el taco de mis dudas, porque cuando hablas de eso, apenas logramos ir de nado en flota y por ahí chapuceo entre pantaneros y charcos de esas medias verdades que han desbordado a los hechos. Lo aparentemente claro se mueve entre las voces de un fanático con teorías equivocadas que remueve con su nadado de perro viejo.
− Dicen que lo mueve un rotor de medias verdades, dice un recién llegado ante Frescolo.
−Duffy pufs. Tomate otro guaro que me marea ese ping pon de lado y lado. Imagínalo con un juez que fragüe conspiraciones desde algún infierno. O desde ese muro de allá hacia el otro lado donde se escriben las noticias con plumas de ángeles y la tinta que destilan sus medias verdades nos tiene contaminados.
−Que vaina manito. Como aquella pelotera de la reforma tributaria que alborotó al avispero que tiró la primera línea y desde allí pedradas rompe vidrios, ya rugía la campaña sucia que peleaba por el poder y los electores. Que justificó a los saqueadores y los daños de bienes públicos en la ciudad trastornada.
−Si hermano, verdades falsas y las creemos y las creen otros, porque las hemos oído. A pesar de que somos limitados y caídos por la desgracia, esa que creamos y nos apalea y nubla en la incertidumbre.
Que hacemos mano. El gobierno y la cruzada de la paz dizque se han encargado de iluminar la gestión de la verdad y la miran con sus gafas empañadas y a veces oscuras y la pintan con sus colorines.
-Ahjj, es la verdad más cruel. Esa es una verdad que baila en el filo de una espada que está en peligro si la manejan en la mano equivocada. Me pregunto y me azota la zozobra, me flaquean los criterios y así me orientan entre el miedo que distingue a lo bueno entre lo malo.
−Si manito, si entenderíamos como es el calor en ese nicho del poder, cualquier poder, porque eso es asunto de valores, de intereses, o de negocios. No sé si habrá principios como dicen los códigos. Son vanidades y grupos; y entre ellos los que difunden disparates y engaños, esas falsedades que son los memes de la inteligencia que se expande en las redes sociales y noticieros.
Hermanito, hermanito, necesito un sicólogo. Alguno que me oriente para afinar todos mis sentidos porque debo afilar todas mis psicopatías y alertar todos mis sentidos para evadirme entre lo absurdo.
−Mijito. Déjate de pelos Pacho. Porque apenas caminamos, o porque vamos en un mundo de reversa hacia nuestro final. Eso parece más claro, porque hacia ese final la movida es un regreso hacia la vegetación del principio de los tiempos con diluvios y terremotos. Ojalá este estertor nos sacuda el pensamiento crítico y dejemos de acumular cacharros de moda. La cognición racional es lo que nos sacude y apenas tiritamos. Me gusta hablar guiado a la vida parva esta. No sé si miao en los calzones.
−Si ves bien hacia dónde va tu conversa. Yo le dije a mi mujer que iba a chacharear contigo y no me lo cree, dizque tengo otra mujer. Que terremoto de orgasmo me has sembrado. Mejor nos vemos mañana para que me ayudes a parar la antena, la de la mente pendejo, entienda malpensado, porque contigo la cosa es brava mientras miramos a las muchachas y nuestra cocorota se planta sobre una base estructural que nos oriente a chacharear claro y profundo.
−Pues sí, porque en las profundidades femeninas ya nos cuesta, tanto necesitamos entrar en ese caldo que nos energiza en estos tiempos para andar al paso de nuestro piso que cruje en camino al centenario.
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